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Gran dilema: Autónomo o Sociedad

14
Mar, 2018

La simplicidad de los trámites en el inicio de una actividad emprendedora es más fácil bajo la forma jurídica del autónomo que de la sociedad. Además, el autónomo está obligado a llevar tres libros registro (facturas emitidas, recibidas y bienes de inversión) mientras que las sociedades deberán llevar una contabilidad ajustada al Código de Comercio basada en el Plan General Contable con la cumplimentación obligatoria de varios libros registro.

Las causas principales que conducen a la constitución de una figura societaria son las propias del crecimiento del negocio, no obstante, existen también otros aspectos a tener en cuenta ya que por ejemplo si los ingresos anuales superan los 40.000€ se reduciría el porcentaje de gravamen fiscal de IRPF tributando a un tipo fijo del Impuesto sobre Sociedades. La protección de patrimonio personal, la facilidad para trabajar con grandes empresas, la agilidad en la obtención de créditos bancarios y la formalización de relación con colaboradores habituales son otros aspectos que mejorarían adoptando la nueva forma jurídica.

Como conclusión, ser un profesional autónomo no es fácil, la carga tributaria y las dificultades de financiación son mayores que en las empresas y las desgravaciones y deducciones son pocas pero sería la manera más sencilla y barata de empezar un negocio. Una vez que la empresa tome un buen rumbo y una buena facturación, será el momento de cambiar a una sociedad con la forma jurídica que se ajuste a la economía y mercado actual.

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